Fue

-"Vamonos", me dijo.
Le negué con la cabeza. No hacía falta decir más pues él sabía los motivos que me ataban.Entonces me miró de manera desafiante a los ojos desde aquel auto que lo llevaría a su hogar y dijo -"Cuidate" Su tono de voz y su mirada reflejaban preocupación, aprecio y un
leve conocimiento de lo que yo era capaz de hacer una vez que él se fuera.
-"Cuidate tu" le contesté de la misma manera.
-"Cuidate tu más. Tu eres la más traviesa de los dos" Dijo de nuevo y su mirada mostró más intensidad.
Yo solo pude responder "No, eso se acabó. Eso para mi no existe aquí. Ya no estamos donde nos conocimos"
Y se fue, sonriendo por lo que mis labios pronunciaron la última vez que lo vi.

He vuelto!

He vuelto después de mis casi 5 meses de vacaciones.
Hubieron muchas veces en las que me sentí a escribir. Muchos escritos rodaron por mi mente y se perdieron en el tiempo por no tener encendida la pc.
Y es que me pasaron cosas asombrosas, maravillosas y únicas que son muy difíciles de describir con palabras. Tomen en cuenta la última verdadera entrada que escribí en octubre y podrán entender por que lo digo.
Conocí gente maravillosa que quiero como familia, porque eso fueron, mi familia. Aquellos que vivieron en mi misma casa y también aquellos que no.

Aquellos, mis compañeros de carrete y locura.
Mi hermana de cacería.
Mis hermanas de concejos.
Mi compañero de madrugadas.
Mis hermanos y hermanas hoopers.
La luz de mis mañanas durante mis prácticas.
Mi roomie cabrón.
Mi hermano regañón.
Mi pequeña Julie.

Y aun no describo a todos. Porque cuando estás en situaciones como esas rápidamente te encariñas con la gente que te hace compañía. Y la gente que está en tu misma situación crea los mismos lazos contigo.

No hubo un solo día en que no me sintiera agradecida por todo lo que estaba pasando a mi alrededor.
Cosas como esa te cambian la vida y no sabes de que manera. Te pone en situaciones que jamás imaginaste. Te abre la mente. Te vuelve más maduro y menos prejuicioso.

Perdí muchas cosas, como mi espiritualidad, pero gané muchas otras. No me puedes juzgar por haber sido lo que fui en aquel lugar, por dejar de lado parte de mi y tomar cosas que parecían contrarias a mi, pero ya ves, no lo eran tanto. No me puedes juzgar si no estuviste ahí o si no has vivido algo parecido. Se que lo harás, incluso yo me juzgué a mi misma, pero aprendí a que eso mismo que juzgaba, es parte de mi.

Siempre he sido de esos pocos que quieren a las personas por lo que son y no por como se ven (sin que suene a cliché). Por que al final todos somos personas, sin importar el color de su cabello, la forma de sus ojos, la nacionalidad, o su acento.

Y esto no se trata de un lugar, porque se que si vuelvo a la ciudad, no será lo mismo sin cada uno de ellos, por eso me preparo para mi regreso totalmente diferente.

Será difícil sacar todo lo que sentí en esos momentos y grabarlos en estas letras porque ya no forma parte de mi presente, pero trataré de hacerlo de la manera más artística posible.



Feliz regreso,
Arielle