El gusto instantaneo que desde siempre he tenido por la profundidad de tus ojos no se compara en nada al gusto que me da la manera en que me miras cuando estoy bailando.

Hasta entonces




Recuerdo esa vez que pasaste frente a casa, como muchas otras veces, pero esta distinta.
Caminando a destiempo y ella cortando el viento con la negatividad con la que daba cada paso al avanzar. Los topé de frente. Distraído, te miré directamente a los ojos mientras sotenía los círculos en mi hombro. No solté la mirada retadora hasta que a mis espaldas sentí como me cortaba el cuello con su mirada al tiempo que tu apartabas tus ojos de los mios que segundos antes expresaban complicidad. ¡Valgame! Te acuerdas solo de lo que te conviene.

Podría ser de ayuda, pero aprendí (a la mala,como siempre) que esas son cosas que uno debe arreglar con uno mismo y no importa lo que un tercero haga, si no hay compromiso con uno mismo no hay resolución.

Te mereces lo mejor. Y yo también. Hasta entonces.

Me encantas.