Sabemos que todavía eres parte de mi


Tan alejados hemos estado ultimamente que tu ausencia no parece afectarme ya. O es que está "relación" ha sido tan intermitente, con tu va y viene, que ya me acostumbre a que a veces no estés.
Asombrosamente yo me encuentro tranquila.

Hace mucho que no medito ni me encuentro conmigo misma, tal vez tengo miedo a enfrentar la realidad. Porque cuando pienso en ti lo primero que me llega a la mente es no pensarte, ni en ti ni en nuestra situación, tenerle fe a los mios y a mi misma. Dicen que lo que muere al último es la esperanza y ese parece ser mi alimento desde que te conocí.

Tu me vuelves tan bipolar.  Sólo puedo ser yo misma cuando te tengo cerca, respirando el mismo aire que tu, viendo los mismos paisajes que tus ojos ven, eso ya lo sé; pero cuando te tengo lejos tengo que afrontar los desordenes mentales que me provocas. Yo se que hace apenas unos meses mis acciones me parecian tan perfectas, ahora me han parecido ridículas y estúpidas, de niña enamorada de alguien que jamás le respondió igual.

No quiero vivir siempre esperanzada a que las cosas poco a poco tomarán su lugar, no quiero, llevo tanto esperando a que al tiempo le de la gana decir que hacer con nosotros como me lo sugeriste. Y primero mis pensamientos eran racionales y positivos, ahora... pff no voy a quedarme sentada a esperar a que te arrepientas de no haberme hecho tuya o a que algo te salga mal.

Muchas cosas he aprendido a aceptar por que no lo puedo cambiar, por ejemplo, se que hay sentimientos que por más que desee no puedo ocultar, ni si quiera a mi misma; así que para levantarte más el ego te voy a dercir que intento no pensar en ti pero cuando me sientas soltar un suspiro, de esos grandes y profundos, es porque me acordé de ti y de esa sonrisa tan bella que me regalaste mientras me mirabas bajo el cielo de los ojos bonitos.


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