Yo no te voy a presumir quien soy.
Nunca te diré que leo 21 libros al año, ni que paso horas entrenando.
No te voy a contar lo mucho que me duele subirme a las telas ni los morados que me saca el hula hula.
No te voy a decir que tengo casa en casi cada país del mundo.
Que la gente se encariña conmigo y con mis cartas.
No te voy a contar mis sueños. No te voy a contar mis pesadillas; ni mis salidas a otros planos.
No te diré que escribo versos y que incluso te he dedicado algunos.
Ni sabrás que cocino rico, que soy semi vegana, que medito en las mañanas y que nunca termino nada.
No es mi estilo.
Habrán días en los que me veas con él cabello alborotado. Odio peinarme. Los moños son una tortura. Puede también que me veas en pijama; me gusta la comodidad. Me gusta incluso más que tu.
Tal vez te haga tambalear la forma en la que me dejo llevar, pero ya está, así soy, eso no va a cambiar.
Si escuchas que hice cosas malas por ahí, creelas, probablemente sea verdad.
Y así me conocerás, viendome ser. Siendo yo, nadie más.
No hay que hablar, solo mirar. Mirarnos más, sentirnos más, fluyendo más.
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