¿Qué perdono, en realidad, cuando decido perdonar?

Me perdono a mí.
Perdono todas las proyecciones de mi mente y todas las historias que me conté acerca de eso que sucedió en el pasado.
Perdono lo que me sigo contando de ese suceso en el presente.
Perdono la creencia de que ese herida afectará mi futuro.
Perdono lo que me sigo diciendo de la persona que "me hirió".
Perdono seguir cargando "la herida" y "al victimario".
Y entonces suelto.
Si no suelto, es porque continúo en un rol de víctima, y entonces me pregunto ¿Qué ventajas me da ser víctima? ¿Qué derechos creo que poseo sobre los demás y sobre quien me hirió, cuando sigo como víctima?
El verdadero perdón nunca es para los demás, si no, para nosotr@s y la falibilidad de nuestras proyecciones.
Cuando perdonamos así, liberamos totalmente a la persona más importante: a nosotr@s.
La Mujer Lunar

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